Siguiendo la carretera a Morelia, unos 20 minutos después de Quiroga se llega a Capula (“lugar de capulines”) cuya principal actividad es la alfarería, produciendo sobre todo loza, vajillas, platones y macetas, entre otras cosas. Todo esto se trabaja en dos tipos de cerámica primordialmente: la de barro rojo o “charanda” decorada en colores como blanco, verde y azul con dibujos de peces, flores y grecas principalmente y la de fondo amarillo, ornamentada en tonos rojos y verdes con figuras de aves, flores o grecas.
Un esqueleto vestido de época, con su sombrero de ala ancha adornado de flores, sus encajes y una serpiente emplumada a modo de rebozo saluda a todo el que llega a Capula. Es la catrina, el símbolo de este pequeño pueblo alfarero de la Ruta Don Vasco, famoso por ser el lugar donde se elaboran estas simpáticas figuras emblemáticas de todo México. Fue don Juan Torres, afamado artista internacional que ha hecho de Capula su hogar, quien popularizó la catrina hace ya décadas. Hoy, cientos de pequeños talleres familiares en el pueblo mantienen vivo su legado, añadiendo en cada hornada nuevos diseños y el sello personal de cada artesano.
Capula, Michoacán, México.
Uno de los atractivos de la comunidad de Capula es la Iglesia de Santiago Apóstol, la cual fue construida en el siglo XVI; consta de una sola nave y techumbre a dos aguas. La decoración que muestra la portada corresponde a varios medallones con motivos al parecer de los santos creadores de las diversas órdenes religiosas que llegaron a Michoacán: franciscanos, agustinos, jesuitas y dominicos. El Cristo que se encuentra en esta Iglesia muestra rasgos indígenas y fue encontrado en excavaciones. Su torre fue construida a finales del siglo XIX. Cada 25 de julio el pueblo festeja a su santo patrono Santiago Apóstol.
Iglesia de Santiago Apóstol, Capula, Michoacán, México.