
Dirección
61632 Tócuaro, Michoacán, México.
GPS
19.541075049222, -101.69393447914
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La historia de las máscaras de Tócuaro está profundamente arraigada en las tradiciones prehispánicas y españolas, con un legado que ha sido transmitido de generación en generación. Antes de la llegada de los españoles, las culturas indígenas de la región ya utilizaban máscaras en sus rituales y ceremonias para representar dioses, animales y fuerzas naturales. Con la colonización, estas tradiciones se fusionaron con elementos católicos, dando lugar a las máscaras que conocemos hoy.
Una familia que ha destacado en la creación de estas máscaras es la familia Horta, especialmente Felipe de Jesús Horta Tera y su padre Eustacio Horta Castillo. Eustacio Horta Castillo fue uno de los primeros mascareros en la comunidad de Tócuaro. Aprendió las técnicas tradicionales de tallado en madera de Juan, un artesano de 95 años. Posteriormente, Eustacio transmitió este conocimiento a su hijo Felipe cuando tenía solo 12 años. Desde entonces, Felipe ha dedicado más de 45 años a perfeccionar y reinventar estas máscaras.
Los artesanos de Tócuaro utilizan maderas como el copalillo y el aguacate para crear sus máscaras. Cada máscara está tallada a mano y decorada con colores vibrantes, representando figuras de diablos, animales y personajes míticos. Estas máscaras son protagonistas en las pastorelas, donde personajes como Luzbel, Astucia y Pecado se enfrentan al arcángel Miguel.
Felipe Horta ha llevado su arte a festivales y centros culturales en Estados Unidos y Europa, promoviendo así la rica tradición de Tócuaro en el extranjero. Su trabajo ha sido reconocido internacionalmente, incluyendo una exposición en París, Francia.
Estas máscaras no solo son piezas artísticas con cualidades mágicas y fantásticas, sino que también tienen un profundo significado simbólico y cultural. Representan la dualidad del bien y el mal, la vida y la muerte, y son utilizadas en diversas danzas tradicionales, como la Danza de los Viejitos y la Danza de los Cúrpites, donde los bailarines se disfrazan con estas máscaras para representar diferentes personajes y mitos.